Actualmente, en lo que refiere a la educación las transformaciones producidas se convirtieron en lo que hace a nuestras subjetividades disciplinariamente constituidas a una destitución general respecto de aquel contexto y de aquella lógica en las instituciones de encierro como la escuela hoy devenidas en galpones, según la imagen de Ignacio Lewkowicz. Esta destitución implica, un estado de desorientación general del conjunto de nuestras percepciones y requiere ser pensada a los efectos de adquirir una conciencia mayor respecto de las operaciones que efectivamente producen subjetividad en la actualidad. Las marcas producidas por las escuelas normalistas, todavía siguen vigente en las escuelas de este tipo como una impronta sin replantear su función y cuál es el papel que cumple la escuela en la actualidad. Esta escuela “Empresa” refleja los miramientos de una escuela que se presenta como novedosa, asumiendo la dinámica del mercado y se adapta a sus requisitos como la competitividad y la gestión individual del riesgo. En esta escuela no hay una conexión lógica, no hay articulación, no hay una representación institucional compartida. El pasaje del Estado al mercado conlleva al derrumbe del suelo donde se apoyaban las instituciones disciplinarias, huérfanas del Estado Nación las instituciones también se ven afectadas entre sí, sin la regulación del mismo las funciones que ejercen se ven desmoronadas. La escuela “Modelo” se desenvuelve en un contexto socio económico de nivel medio, ubicada en el casco céntrico de la Ciudad. A lo largo del tiempo se presenta en el imaginario social; como la escuela donde surgen “novedosos proyectos” a los cuales las demás instituciones escolares anhelan llegar… La escuela no permite ni sostiene “el equivocarse”, esta escuela “vidriera” tiene que mantener la buena imagen para ser comercializada en el mercado.
Los mecanismos de control ejercidos por esta escuela Modelo; podemos analizarlos desde la mirada de Foucault en la “Vigilancia Jerárquica” donde el ejercicio de poder se asienta en la mirada, es decir en técnicas que permiten ver ( miradas sin ser vistas) funciona como un poder anónimo , automático y múltiple.
Repensar a la educación y el papel que cumple la escuela nos lleva a reflexionar al espacio educativo como un lugar no para decir lo que debemos hacer, sino para ofrecer o programar un cómo hacerlo, dibujando nuevos trazos de aquello que es posible hacer en y desde él, formando parte de una nueva configuración cultural, buscando otra mirada a construir sobre el espacio educativo.
El intento de activar un nuevo lugar nos conduce a la “invención” siendo posible flexibilizar las normas, pero sin cambiarlas, no dejar de pensar en “el problema” sino implicarnos de lleno en la problemática, por ende involucrarnos en el mismo. Estar implicados en el problema es la apertura a la experimentación de nuevas formas de lazos sociales.
Deleuze, nos habla del “agenciamiento” de las nuevas instituciones que es; estar en el medio, en la línea de encuentro de un mundo interior con un mundo exterior, esto pone en juego en nosotros y fuera de nosotros las multiplicidades de encuentros y desencuentros.
Las relaciones de poder se dan en un autoritarismo encubierto. Sennet nos ayuda a pensar que las nuevas formas de control y dominación están basadas en lo que se llama poder sin autoridad, resumiendo la palabra gestión. El control hoy es gestión. Un verdadero coordinador evita la confrontación y el conflicto. Se ejerce el poder, pero la autoridad está ausente o sea “tiene autoridad aquel que asume la responsabilidad por el poder que ejerce”. Rescatar el trabajo en equipo sin que las jerarquías operen estrictamente, no solo estar en la escuela sino habitar la misma, compartiendo, debatiendo creciendo juntos donde lo ideal deja de convertirse en una aferrada búsqueda.
La incorporación y el diálogo con el otro, son fundamentales para la producción de conocimientos, implicando la necesidad de una escucha atenta a los diversos grupos que se pretende enseñar.
El poder de la acción “estar a la escuela” rompe con nuestra quietud cuando parece que agotamos todas posibilidades, la escucha constituye nuestra singularidad sensible. Pensar a la escuela como un encuentro con la capacidad de afectación un encuentro que se torna productivo al generar una serie de operaciones habilitando a la multiplicación de las posibilidades existentes exigiendo un esfuerzo de pensamiento con “lo que hay”. Esta capacidad de afectación a la que queremos llegar nos lleva admitir nuestra vulnerabilidad sin renunciar a la responsabilidad, convocándonos a pensar juntos en torno a un problema compartido.
La gestión como palabra nos traslada a un direccionamiento; estableciendo un camino, una orientación, creando condiciones para el mejor hacer colectivo institucional, desarrollando las competencias en los distintos actores. Reconstruir el lugar de la palabra, no cualquier palabra sino aquella que hace sentido en los otros, escuchando más allá de oír.
El desafío se presenta en la construcción de inventar entre todos los nuevos modos de hacer escuela, concibiendo otras maneras de intercambios, encontrando formas “más allá de la escuela” reinventándonos y librándonos a las nuevas maneras de habitar las escuelas.
Fabiana Márquez
QUERIDA AMIGA:
ResponderEliminarHACE ALGUNOS AÑOS UNA PROFESORA DIJO:" USAR LA PALABRA COMO RESISTENCIA",EN ESE MOMENTO NO LA ENTENDÍ.
AHORA TIENE SENTIDO PARA MÍ, ES MÁS, PUEDO RESIGNIFICARLAS: USAR LA PALABRA Y LA ACCIÓN COMO RESISTENCIA.
RESISTENCIA A MIRAR A OTROS, Y MIRARNOS, COMO AUTÓMATAS QUE CUMPLEN CON LO ESTABLECIDO POR OTROS, SIN PREGUNTARNOS EL POR QUÉ.
RESISTIR, Y NO SÓLO PERMANECER " EN EL SISTEMA".
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ResponderEliminarCuento relatado y dibujado por un niñe de 8 años... Esteban...
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=0UILl3omGSY